Rafael Cecilio, presidente y fundador de Dreamfit, nos cuenta su perspectiva post COVID

Partiendo de que la situación que vive España y el mundo entero con el Covid-19 es inédita y difícil de gestionar, y que cualquier Gobierno hubiera cometido errores y ninguno tendría una varita mágica para salir airoso de la situación, hay datos objetivos que me permiten afirmar que este Gobierno no lo está haciendo bien, y que por tanto no va a contribuir a mejorar las posibles cosas mejorables, en concreto la crisis económica que seguirá a la crisis sanitaria, sino a empeorarlas

• Somos el país de Europa que menos apoyo y ayudas directas ha puesto sobre la mesa para sostener su tejido empresarial, cuando somos los que más lo necesitamos, por ser un país de servicios muy dependiente del turismo y el ocio. Lo importante dentro de unos meses será que haya empresas que puedan dar trabajo. Sin empresas no hay crecimiento económico, y sin este no hay empleo, no hay impuestos y no habrá recursos para “no dejar a nadie atrás”, como le gusta decir a este Gobierno, sobre todo a sus socios de Podemos.


• En el tema de liquidez se ha facilitado que las empresas se endeuden, vía ICO, con unas restricciones y garantías difícilmente cumplibles para la mayoría de pequeños empresarios y Pymes.


• En el tema de impuestos, solo meros aplazamientos, con muchas condiciones, en cantidades pequeñas, y no para todas las empresas, lo que empeorará la situación a la reapertura de los negocios. Que envidia de Alemania, y de Francia, en este tema y en los anteriores.


• En el tema de arrendamientos, no solo cero ayudas, el RDL 15 solo procura moratorias y no siempre, lo cual solo retrasa la muerte de muchos negocios en el mejor de los casos, sino que dicho RDL dificulta las negociaciones con arrendadores y embarra la vía judicial, con un rebus sic stantibus cuya aplicación era de libro antes del RDL.


• Y por último los ERTEs, cuya medida fue aplaudida por todos, pero cuya letra pequeña trae la no posibilidad de despido durante los siguientes seis meses, y ahora la decisión y el acuerdo con CEOE para no extenderlos más allá del 30 de junio, además del endiablado RDL 18 de finalización de los ERTEs, que nadie entiende..

Dicho esto, tal como han dicho las organizaciones empresariales de turismo y hostelería, en el caso de centros deportivos y gimnasios, a los que el Gobierno, si no hay rectificación, obliga a abrir no antes de mediados de junio con 1/3 de aforo y sin vestuarios, nos parece una barbaridad que los ERTEs no puedan ir desescalándose al ritmo de la recuperación de la actividad, por lo que el acuerdo de CEOE con el Gobierno es precipitado, inadecuado y perjudicial, y significará un descalabro sin precedentes del sector servicios español.

Como empresarios, pero también como ciudadanos, nos hacemos una serie de preguntas de sentido común que, de no ser abordadas, llevarán a la quiebra a España y a la ruina a su tejido empresarial:

1. ¿Por qué, ya que nuestra clase política es incapaz de crear el necesario Gobierno de unidad para abordar esta crisis, al menos no han pactado el Comité científico que está asesorando la desescalada del estado de alarma y el Comité técnico que será necesario para la reconstrucción económica?


2. ¿Por qué no se habla de abordar, ahora es el momento, cuando nuestra deuda pública alcanzará el 120% del PIB, la necesaria reforma política que eliminaría duplicidades y sobrecostes en Senado, Diputaciones, Ayuntamientos y otras instituciones?


3. ¿Por qué llevamos 10 años creciendo por encima del 2% del PIB y por encima de la media europea y nuestra clase política ha sido incapaz de reducir el déficit público, es decir algo tan sencillo como no gastar más de lo que ingresas, cosa que entiende cualquier familia?


4. ¿Por qué si el coste social va a ser tan elevado, con un paro que alcanzará seguramente los 6 millones de personas, no se aborda, ahora también es el momento, la reforma de la Administración Pública, protegiendo y reforzando Sanidad, Educación, Seguridad y Dependencia, pero reduciendo el número de funcionarios de 3 millones a 2 millones, cifra con la que garantizo que funcionaría mejor la Administración?


5. ¿Por qué en un momento de tanto sufrimiento de la ciudadanía, y donde tan necesarios son los gestos, no se reducen los sueldos y dietas los diputados, senadores, presidentes, consejeros, alcaldes… al menos durante unos meses, como forma de contribuir a la solidaridad general?


6. ¿Por qué, ya que de la clase política no va a salir la iniciativa, no hay nadie que plantee la necesidad de un mínimo para ejercer de cargo público político, una mínima formación, un currículum que avale experiencia acorde al cargo, y un mínimo de edad para garantizar que se está en condiciones de devolverle a la sociedad lo que la sociedad te ha dado, que es en definitiva de lo que trata la política?

No conozco ningún empresario que no quiera crecer, progresar, crear empleo y ciudar a sus empleados. Si alguien me pone un ejemplo en contrario (la excepción siempre confirma la regla), asumo el reto de poner 10 de funcionarios, políticos, asesores, cargos a dedo, amiguetes y sindicalistas que viven de  nuestros impuestos y no aportan ni crean nada, mas al contrario, entorpecen la bella profesión de gestionar el espacio público común.

Y que nadie se equivoque, he sido 18 años empleado público, y sé de la valía de los funcionarios y de sus ganas de ser servidores públicos. No soy contrario ni a la función pública ni a sus trabajadores, muy al contrario, creo que hacen falta mas médicos, sanitarios, maestros, profesores, cuidadores de mayores… y sobre todo estar mejor pagados, pero sobran organismos públicos inútiles, funcionarios sin trabajo, asesores, cargos de libre designación y políticos en número importante. Y lo más importante, falta capacidad política y técnica para dirigir a los funcionarios y gestionar el espacio público común.

Me encanta la política, me parece un noble y necesario arte, soy un firme defensor del estado social y democrático de derecho, y de la economía social de mercado basada en la meritocracia, y creo que ha llegado el momento de decir basta a tantas cosas que vemos y dejamos pasar como ciudadanos, porque o somos capaces de implicarnos en este crítico momento o terminará comiendonos el populismo y la antieuropa.