El torque desempeña una función central aplicable a todas las modalidades deportivas. Cuanto mayor sea la fuerza muscular generada, mayor será el torque generado, mayor será la aceleración angular producida, y mayor el rendimiento deportivo logrado.

Según Isaac Newton (1643-1727), un objeto que posee masa no cambia de velocidad a menos que actúe una fuerza externa. Este concepto apunta a que una fuerza es un fenómeno que modifica el movimiento de un cuerpo o bien lo deforma. Para comprender esto conviene definir ciertos términos.

La “aceleración” es la razón de cambio de la velocidad en el tiempo; el “peso” es una fuerza, como pude ser la fuerza de gravedad que imprime una aceleración de 9.81 metros por segundo cada segundo; y la “masa” concierne la inercia de un determinado objeto. Cuanto mayor sea la masa del objeto, más inercia tendrá, y más difícil será acelerarlo o desacelerarlo. Recíprocamente, cuanto mayor sea la fuerza, mayor será la aceleración o desaceleración producida.

La segunda ley de Newton (F = ma) relaciona fuerza, masa, y aceleración donde: F (fuerza) = m (masa) x a (aceleración). En unidades métricas, la fuerza (medida en Newtons) es igual a la masa del objeto (medida en kilogramos) multiplicada por la aceleración (medida en metros por segundo cada segundo).

El torque es una fuerza que causa rotación, esencialmente un movimiento de torsión alrededor de un eje determinado. Representa una medida de la fuerza capaz de lograr que un objeto con masa acelere y gire a mayor o menor velocidad alrededor de un eje.

En esencia, el torque es una cantidad vectorial que hace que un objeto adquiera una aceleración angular. Así como en la cinemática lineal la fuerza es lo que hace que un objeto acelere de forma rectilínea, la torca es lo que provoca que un objeto adquiera aceleración angular.

El torque se aplica a la mayoría de los movimientos del cuerpo humano porque representa la magnitud de la torsión alrededor de un eje de rotación, y representa el producto de la fuerza muscular transmitida a lo largo de una distancia perpendicular, especialmente sobre las palancas que configuran el sistema óseo.

Los diferentes tipos y subtipos de fibras musculares esqueléticas de contracción rápida y lenta generan diferentes magnitudes de fuerza, aceleración, y velocidad. Así también, son capaces de generar diferentes magnitudes de torque sobre los ejes de las articulaciones corporales. Cuanto mayor sea la contracción muscular, mayor será la fuerza producida, y mayor será el torque y la aceleración angular producida.

Podemos afirmar que el torque no es barato ni viene regalado. Decimos esto porque el torque requiere la aplicación de una determinada magnitud de fuerza muscular sobre las palancas corporales formadas por las estructuras óseas. Todo ello, a su vez, para generar la cantidad necesaria de torque requerida por la actividad o competición deportiva.

El concepto biomecánico de torque implica que el movimiento articular solo es posible cuando las palancas corporales implicadas se encuentran en desequilibrio. Esto significa que el torque solo se produce cuando las estructuras óseas implicadas se mueven entre sí en base a las articulaciones que, a su vez, sirven de ejes para el los movimientos rotativos. En esencia, es la fuerza de la contracción muscular lineal quien producir el torque rotativo sobre las distintas articulaciones.

La aceleración angular, también conocida como aceleración rotativa o de rotación, es la razón de cambio de la velocidad angular en el tiempo. Por lo tanto, el torque puede hacer que un objeto estacionario comience a girar, que ya está girando aumente o disminuya la velocidad de giro, o bien modificar la dirección y el sentido en el cual gira el objeto.

Sin embargo, debemos aclarar que, en sí mismo, el torque no representa una fuerza propiamente dicha. Y no la representa porque una fuerza tendera a acelerar o desacelerar los objetos. Debido a esto, el torque únicamente es capaz de crear rotación sobre un determinado eje así como un movimiento de torsión cuando es aplicado a un brazo de palanca.

A medida que la magnitud de la fuerza aplicada al brazo de palanca aumenta o disminuye, también aumentara o disminuirá el torque producido. De ahí derivamos que jamás resulta barato o gratuito poder generar determinadas magnitudes de torque. Esencialmente no es barato porque siempre hay en juego un alto precio fisiológico y biomecánico que pagar.

Cuanto mayor sea el torque, mayor será la aceleración angular y/o rotativa producida, y mayor será la energía y tensión de contracción muscular esquelética requerida. En el deporte competitivo, la relación entre el torque y la aceleración angular resulta ser exactamente paralela a la relación entre la fuerza y ​​la aceleración lineal, tal cual lo afirma la segunda ley de Newton (F = ma).

Por todo lo anterior, el torque desempeña una función central aplicable a todas las modalidades deportivas. Cuanto mayor sea la fuerza muscular generada, mayor será el torque generado, mayor será la aceleración angular producida, y mayor el rendimiento deportivo logrado.

Guillermo A. Laich de Koller
Doctor en Medicina y Cirugía

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