Siempre he pensado que toda organización es como un puzle en el que alguien ha de ser capaz de encajar cada pieza en su lugar para así alcanzar los objetivos. La adecuada combinación de las diferentes partes nos dará un todo funcional y operativo.

En todo rompecabezas resulta clave la persona que crea el puzle. Es el emprendedor el que va a arriesgar su tiempo y dinero, poniendo en acción una idea vinculada a la actividad física y la salud. Es él quien elegirá a las personas que le acompañarán en su viaje. Y es él quién marcará las reglas del juego para componer su puzle.

Cada pieza tiene una razón, un contenido, un lugar y un porqué. Hay piezas que son servicios u actividades, otras son instalaciones o máquinas y otras son personas. Cada emprendedor tendrá que invertir el tiempo necesario para encontrar las piezas adecuadas para su centro deportivo. No hay dos puzles iguales. Posiblemente una de las primeras piezas en juego sea encontrar un local que reúna las características apropiadas para acoger nuestro proyecto.  

En nuestras organizaciones deportivas los puzles son de 3 dimensiones, tienen muchas caras, algunas de ellas cambian en función del lugar o el momento en que se miren. Nuestras piezas evolucionan, se retroalimentan y actualizan día a día, en función de necesidades y resultados. Las piezas se pueden reciclar e incluso sustituir y cambiar por otras. Esta dinamicidad y constante cambio hacen que el emprendedor necesite de la ayuda de otras personas que le aporten sus conocimientos, habilidades y experiencia para ayudarle a realizar el puzle.

Lo ideal es que las piezas del puzle estén desmontadas, preparadas para que alguien acepte el reto de unirlas, pero esto no sucede en muchos casos. Es habitual encontrarnos con puzles ya empezados, otros a los que les faltan piezas o incluso aquellos en los que las piezas no encajan bien. Podemos encontrarnos puzles ya montados en los que no sabemos si las piezas encajan o no, o si el resultado final es el que se esperaba.

Hay puzles de 20 piezas y los hay de miles, que se convierten en retos muy complicados de alcanzar. Efectivamente, hay puzles que te pueden sacar de quicio, que desmoralizan y te pueden hacer abandonar en el intento. En cambio, hay otros que podrían completarse con los ojos cerrados ya que las propias piezas te ayudan a conseguirlo. En ocasiones es recomendable no perder el tiempo intentando poner piezas donde no encajan bien. Lo cierto es que cada organización es un mundo.

A menudo encontramos puzles a los que le faltan piezas. Posiblemente hubo alguien que anteriormente las perdió en el intentó. Un claro ejemplo de pérdida lo encontramos en ese trabajador que ha perdido la motivación y ha desconectado de nuestro proyecto, quizá por no haber sido “encajado” en el puesto adecuado a sus competencias y/o talento. También podemos encontrar puzles que no se dejan montar. No están por la labor. Las piezas no son las adecuadas, en tiempo y lugar, para esa organización.

“De todo ello se deduce lo que, sin duda, constituye la verdad última de todo puzle: a pesar de las apariencias, no se trata de un juego solitario: cada gesto que hace el jugador de rompecabezas ha sido hecho antes por el creador del mismo; cada pieza que coge y vuelve a coger, que examina, que acaricia, cada combinación que prueba y vuelve a probar de nuevo, cada tanteo, cada intuición, cada esperanza, cada desilusión han sido decididos, calculados, estudiados por el otro.” (Georges Perec en su novela "La vida instrucciones de uso").

Entonces, ¿qué se necesita para montar bien un puzle? Ante todo, planificación y una buena predisposición para dedicarle tiempo e ilusión. Hay que elegir un puzle con el número de piezas adecuado. Ante la duda, empieza por uno con menos piezas, ya irás creciendo. Disfruta haciéndolo. Selecciona las piezas que encajen. Empieza por las más importantes, las que te ayudarán a ir encajando las demás. Sé paciente, no es fácil acertar a la primera.

Y, ¿qué pasa cuando un puzle ya está montado, pero no funciona, no responde a nuestras expectativas o necesidades? Pues hay que actuar. Con toda seguridad tocará desmontarlo y cambiar alguna pieza. Con decisión y responsabilidad.

Para finalizar una frase del gran Michael Jordan de su libro "Mi filosofía del triunfo": “Todos los pasos preliminares son como las piezas de un rompecabezas. Al unirse forman una imagen. Si el rompecabezas llega a completarse usted ha logrado su propósito. Si falta una pieza, no se desanime. Si ha hecho su mayor esfuerzo habrá logrado muchas cosas a lo largo del camino. No todos pueden completar la imagen. No todos llegaran a ser el mejor vendedor o el más grande jugador de basquetbol. Pero si se convertirá usted en uno de los mejores, en hombre de éxito.”

¿En qué estado se encuentra el puzle de tu organización?

Javier Ramos

Business Developer Manager en Smartup
Director Académico de master en BIG Data Universidad de Deusto
Máster en Tecnologías Big Data ( Universidad de Deusto)
Máster en Empresas Turísticas ( Instituto de Empresa)
Diplomado en Empresas y Actividades Turísticas

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