El Yoga además de ejercitar la musculatura, ayudará a relajar, liberar tensiones y conectar con el bebé. Conoceremos cuáles son los beneficios de realizar esta actividad durante la gestación y qué precauciones se deben tomar.  Se trata de una técnica milenaria proveniente de la India cuyo significado en español es «unir». Yoga significa unión de cuerpo, mente y espíritu a través de ejercicios físicos y mentales. 

La combinación de yoga y otros ejercicios cardiovasculares como caminar o nadar, son ideales durante el embarazo, no sólo porque te mantienen en forma, sino que también fortalecen la musculatura, dan mayor flexibilidad a las articulaciones, mejora la circulación, dan fuerza y vitalidad.

El yoga también ayuda a mejorar la respiración y a relajarse, dos beneficios muy útiles para cuando llegue el día del parto.

Uno de los pilares del Yoga es la respiración. La base de la misma, es respirar profundamente por la nariz de manera muy lenta hasta llenar los pulmones de aire y luego exhalar hasta soltarlo totalmente.

La relajación facilita el progreso natural del trabajo de parto y en consecuencia el mismo es mucho más corto y menos doloroso.

Yoga y embarazo

Desde la concepción se desencadenan numerosos cambios internos, un gran intercambio de hormonas.

Las hormonas son mensajeros químicos por glándulas endocrinas y por la placenta. Actúan coordinadas con el sistema nervioso, garantizan el perfecto funcionamiento de los órganos, llevan a delante el embarazo, el parto y la lactancia. Muchos de los cambios físicos y psíquicos son debidos a las secreciones hormonales.

A raíz de este gran juego hormonal que se desencadena, hay cambio en un orden físico, psíquico y emocional. Las exigencias de la vida actual hacen que ya la mamá no esté tan tranquila esperando a su bebé, sino con muchas actividades y preocupaciones. Por este motivo es muy importante que realice actividad física.

El yoga es una actividad que resulta altamente recomendable para acompañar este período de la vida, siempre que la mamá la elija y realice a conciencia, con compromiso y placenteramente.

La práctica de esta disciplina aporta mayor fuerza y elasticidad a los músculos y articulaciones de la región pélvica, así como también ayuda a fortalecer dorsales y pectorales, que favorecen la postura de la madre durante los últimos meses del embarazo y el período de lactancia.

Con la práctica de los ejercicios respiratorios, se mejora el aporte sanguíneo tanto a la madre como al bebé, se logra un estado de relajación que contribuye el equilibrio psíquico y esto redundará en una mejor vivencia en el parto.

Las asanas

Las asanas son posturas que sirven para prevenir y recuperar tanto problemas físicos como metabólicos -tienen influencia sobre el sistema endocrino- responsable del equilibrio integral en nuestro organismo. Estas asanas van acompañadas con la respiración y tienen como característica ser armoniosas, con movimientos suaves, lentos, relajados y conscientes.

La embarazada no es una persona enferma, su cuerpo y su mente están perfectamente adaptados a esta función. La mujer en este momento de la vida se encuentra en su plenitud. Si tiene molestias, la mayoría son por las propias exigencias de la vida diaria. Sí hay que tener muy en cuenta los cambios que el organismo va a presentar y exigen un cuidado especial.

La pelvis tiene cuatro articulaciones principales, unidas por ligamentos, éstos hacen que la articulación tenga un movimiento limitado, pero en el embarazo el juego de las articulaciones aumenta, por la secreción de la hormona Relaxina. Esta relación de flexibilidad aumentada en las articulaciones desempeña un papel muy importante en el momento del parto.

Si la futura mamá no cuenta con trabajo muscular adecuado que soporten el peso del bebé, éste se apoyará incorrectamente en las lumbares, dando molestias.

La actividad del corazón y la circulación se ve mucho más comprometida en el embarazo y el volumen de sangre aumenta. También se dificulta el retorno venoso ya que la acción de la Relaxina además repercute en la dificultad de bombeo para la sangre.

Son muy beneficiosos para aliviar estos malestares, los movimientos de rotación de los pies y manos, como así también las posiciones invertidas contra la pared, no por un tiempo prolongado, y elevar las piernas con algún almohadón en la relajación, por ejemplo.

Precauciones que hay que tener

  • Disminución del flujo sanguíneo al útero: Evitar las posiciones en donde tiene que estar recostada boca abajo por mucho tiempo, ya que esta posición disminuye el flujo sanguíneo hacia el útero y esto no se recomienda después del primer trimestre.
  • Respetar los tiempos de recuperación entre sesión y sesión de actividad.
  • Controlar la intensidad de la actividad, tanto sea por ejemplo con el test del habla, como la coloración de la piel de la cara.
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