Los mejores deportistas siempre han soportado el dolor como precio a pagar en el selecto mundo del alto rendimiento. Pero incluso los que no están en el nivel de entrenamiento de élite tienen que aprender a soportar un poco de dolor. Muchos de ellos, alentados por frases como «sin dolor, sin mejoría,» muchas personas contratan personal militar para que los ponga en forma. La conclusión de todo esto es que el dolor del entrenamiento físico vende, y mucho.

En el día de Año Nuevo del año 1925, la Universidad de Stanford se enfrentó en un partido de futbol americano a la Universidad de Notre Dame en el Rose Bowl de Pasadena. El full back de Stanford era el gran Ernie Nevers, quien jugó todo el partido en ataque y defensa – con ambos tobillos fracturados. Sus tobillos fueron vendados con tanta fuerza que Nevers no sentía nada por debajo de sus rodillas. Sus compañeros le ayudaban a ponerse de pie después de cada jugada. Aun así, Nevers tuvo 34 acarreos, logro 114 yardas totales, y realizó el 75% de los tacles en defensa.

¿Valió la pena?, ya que Notre Dame ganó el partido por 27 a 10. El autor habla con experiencia propia ya que fue jugador de futbol americano (full back) en los EE.UU. durante 14 años.

Los mejores deportistas siempre han soportado el dolor como precio a pagar en el selecto mundo del alto rendimiento. Pero incluso los que no están en el nivel de entrenamiento de élite tienen que aprender a soportar un poco de dolor. Muchos de ellos, alentados por frases como «sin dolor, sin mejoria,» muchas personas contratan personal militar para que los ponga en forma. La conclusión de todo esto es que el dolor del entrenamiento físico vende, y mucho.

Las distintas formas de dolor son procesadas y controladas por nervios diferentes a los que tratan con otras formas de dolor. Las señales del dolor agudo y punzante siguen una ruta más rápida hacia la médula espinal y en sentido vertical y, una vez en el cerebro estimulan los actos reflejos. Por el contrario, un dolor sordo y punzante se procesa en zonas del cerebro que se ocupan de las decisiones conscientes, dejando que el usuario decida por sí mismo si deja de entrenar o no.

El sistema nervioso central no se limita a recibir pasivamente información del exterior. También recibe información procedente del propio cerebro y la médula espinal, cosa que modifica la información sobre algunos tipos de dolor antes de que sea procesada por el cerebro.

Esta habilidad para filtrar y/o modificar las señales de dolor es lo que da al corredor de fondo un aspecto de aturdido pero feliz. A mediados de los años 1970 se descubrió que el cuerpo cuenta con una reserva privada de analgésicos que poseen casi el mismo efecto que la morfina. Pero tienen un alto precio ya que tales analgésicos, conocidos como endorfinas, se liberan en la médula espinal y el cerebro sólo ante un estrés físico severo.

Los deportistas pueden incluso tener otras formas de vencer el dolor. Personas bajo hipnosis tienen son capaces de doblar de umbral de dolor ante una descarga eléctrica que las personas no hipnotizadas. Es más, los sujetos hipnotizados continúan experimentando una mayor tolerancia al dolor después de ingerir un fármaco que anule la liberación de endorfinas. Esto sugiere que existen otras moléculas analgésicas además de las endorfinas.

Ambos sistemas, el de las endorfinas y el de las no endorfinas, entran en acción mediante una terapia anti-dolor utilizada por los atletas antes, durante, y después de la competición. Ciertas terapias de neuroestimulación consisten en pegar parches con cables en la piel cerca de la lesión. A continuación, una corriente eléctrica de baja frecuencia y alta intensidad estimula la liberación de moduladores endorfinicos. Por otro lado, los impulsos de alta frecuencia y baja intensidad estimulan los moduladores de dolor no endorfinicos.

Sin embargo, aún existe un problema adicional. A medida que las células ejercitadas acumulan desechos metabólicos, el líquido intersticial circundante se desplaza hacia el interior de la célula convirtiéndose en liquido intracelular. La hinchazón celular resultante ejerce presión sobre las terminaciones nerviosas causando rigidez, dolor, y la necesidad de descanso y recuperación.

La tendencia general hacia el sobre entrenamiento puede privar a muchas personas y deportistas de los beneficios duraderos del ejercicio físico. Alrededor del 50% de las personas que inician programas de ejercicio físico lo abandonan entre los 1 y 6 meses. Las razones más comunes son: 1.- la falta de tiempo, 2.- lesiones, y 3.- dolor.

Aunque el término «no pain, no gain» puede estar bien para militares y otros, tal actitud tiene muy poco sentido para quienes simplemente desean mantenerse en forma y mejorar su salud general. De hecho, nadie tiene la necesidad de realizar ejercicios físicos soportando el dolor con el fin de obtener beneficios fisiológicos.

Finalmente, todos los deportistas de élite aprenden a “jugar” con el dolor. Un profesional de tenis, fútbol, o baloncesto suele tener una carrera limitada en el tiempo, y perderse un mes o dos significa mucho tiempo. Sin embargo, las personas normales simplemente desean experimentar una sensación de salud y bienestar en su cuerpo que los acompañe toda la vida.

Guillermo Laich

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